Él es de aquellos a los que no les gusta perder en el juego o en el deporte. Por eso lo irrita tanto la Kohut. Cuando se ve perdedor en una discusión, no es de los que tiran la toalla sino que, iracundo, finalmente da en la cara a su contrincante con el vómito de las aves de rapiña, un montón de huesos regurgitados, pelos, piedras y yerbas que no se pueden digerir; mira despectivo, en su cabeza se revuelve todo lo que habría podido argumentar y que por desgracia queda sin decir, y abandona la discusión.Elfriede, J., La pianista, 2004, Círculo de lectores, versión electrónica.
lunes, 13 de mayo de 2013
Saber perder
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