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lunes, 13 de mayo de 2013

Amaestrar a la maestra

Él hará lo que ella diga y desee, así sacará provecho para amores futuros. Quiere aprender en el trato con una mujer mucho mayor que él, una con la cual no sea necesario proceder con cuidado, como es el caso en el jugueteo con las chicas jóvenes que no lo permiten todo. ¿Tendrá que ver esto con la civilización?
Un muchacho primero ha de marcar sus límites para enseguida poder sobrepasarlos a su gusto. Espera pronto poder besar a su maestra, hasta ahogarla. La lamerá por donde ella se lo permita. La morderá donde ella se lo permita. Pero después llegará conscientemente hasta las últimas intimidades. Comenzará por su mano y seguirá adelante. Le enseñará a amar su cuerpo, o al menos a aceptarlo, ya que hasta ahora lo ha negado. La instruirá cuidadosamente en todo lo que es necesario para el amor, pero después se dirigirá a objetivos más gratificantes y a tareas más difíciles, en lo que se refiere al misterio de la mujer. El eterno misterio. Por una vez, él será su maestro.
Elfriede, J., La pianista, 2004, Círculo de lectores, versión electrónica.

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