—Cuando era más joven... mi hermana mayor, la que conoces...Bendis, M., Jinx, 2005, Planeta DeAgostini, versión electrónica.
—¿Bárbara?
—Bárbara. Ella estaba en el instituto, o así. Y yo tenía unos once años... Nuestros padres se iban los fines de semana y nos dejaban en casa... Y ella se traía a todos sus amigos... de fiesta.
—¿Alguien te hizo algo?
—No. ¿Qué?... Oh, no. No, me metían en mi cuarto y cerraban la puerta. Pero una noche, me desperté y vi que mi puerta no estaba cerrada... Y oí, bueno, ruidos que venían de abajo... como risas raras y así... Y yo, callada como un ratón, bajé a ver... y vi... a mi hermana... Sí... Vi a mi hermana completamente desnuda con esos tíos...
—¿Tíos?
—Sí.
—¿Cuántos?
—Creo que eran cinco...
—Guau...
—Ella estaba de rodillas, y ellos estaban a su alrededor... Y estaban desnudos... Y ella estaba tocándolos a todos. Y ellos también la tocaban... y la llamaban... Y la vi... y estaba encantada... y tenía esa expresión congelada en la cara... Es la... No parecía que fuera ella... Y me senté en las escaleras y miré... y la cosa continuó y continuó...
—Guau...
—Me acuerdo que al principio, casi chillé. La visión era... una pasada... de verdad.
—Lo creo.
—Pero yo... miré y miré...
—Y, de repente, me pareció hermoso. Era como un arte... como... como un baile. Nunca vi a mi hermana tan guapa.
—Uh. Y...
—Mi hermana es una persona muy desgraciada. Tú la conoces, es una perdedora miserable. De lo que se trata es que yo... nunca he tenido una experiencia sexual... un pensamiento... sin que la imagen, la sensación de mi hermana, me viniera a la cabeza...
—Yo... me... ahora me he perdido.
—Oh... quieres la verdad... ahí va... Yo... yo no creo en Dios. No creo en el Cielo o en el Infierno o... o en el diablo. No creo en nada de todo eso... Creo en... lo que quiero... lo que creo que es real... es el... contacto. Contacto físico. Necesito que me cojan y me exploren... Creo que es todo lo que quiero... Lo que quiero. Eso es todo.
—Sólo permitir...
—¡¡No!! ¿No lo ves? Eso no basta. No puede ser. Tiene que haber algo más, ¿no crees?
—¿Entonces...?
—¿Qué?
—¿Qué es ese algo más? ¿Ser feliz? Oye, no entiendo tu manera de pensar. Lo que quieres, eso que dices que es en lo que crees, te vas a negar a ti misma... ¿porque tu hermana fue una guarra en el instituto y se casó mal?
—No...
—Bien. No creo... escucha... no creo que eso sea lo único que quieres en la vida... no creo que eso sea en lo único que crees... ¿Qué me dices? Creo que es en lo único que piensas porque te lo niegas a ti misma.
—¡¡Ey!! ¿No viste lo que pasó anoche?
—Sí, lo vi... Fue una sorpresa...
—Fue de locos.
—Lo sé. ¿Y?
—¡¡Y!!
—¿Y qué? ¿¿Y qué coño...?? Siento tener que decir esto, pero se supone que...
—Yo...
—Se supone que debe ser salvaje e inexplicable.
—Yo...
—Dejarte ir. Darte placer. ¿Te asusta por culpa mía?
—Un poco.
—¿Por?
—Porque me encuentro muy a gusto... y muy relajada a tu lado. Y... bajo la guardia... Y... y... pierdo el control, y entonces...
—¿Y entonces qué?
—Entonces... entonces... ¿Sabes, sabes qué? Esto me hace sentir incómoda.
—¿¿Qué??
—¡¡No!! Esto, no es lo que quiero.
—¿¿Qué??
—Estás poniendo en mi boca palabras que...
—¿¿QUÉ?? ¡¡No!! No, sólo estamos hablando. Sólo...
—NO, Y UNA MIERDA. ME HAS INVITADO A COMER, Y AHORA ESTÁS JUGANDO CON MI CABEZA.
—¡No! Eso...
—Nada... Uh...
—¿Qué? ¿¡De qué estás hablando!?
—Adiós...
—¿¿Adiós...?? ¿Pero qué coño...?
miércoles, 15 de enero de 2014
¿Pero qué coño...?
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