Supuestamente, Zoe tenía que ser la prueba de que una víctima siempre seguirá siendo una víctima, que la autoayuda no existe. La gente infeliz tiene su papel en la sociedad, que no es otro que hacer que los demás nos sintamos mejor.Dunthorne, J., Submarino, 2011, Suma de letras, Madrid, pág. 356
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