El mío era un caso desesperado, porque tal y como yo lo veía tenía dos opciones: una, rendirme y palmarla; dos, ponerme las orejeras y sacarle algún tipo de partido a mi pasión. Al optar por intentar salir adelante con mi música me metí una presión inmensa, porque no me parecía que tuviese otro asidero. Literalmente, era eso o morirme.Everett, M., Cosas que los nietos deberían saber, 2009, Blackie Books, versión electrónica
miércoles, 6 de febrero de 2013
Encrucijada
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario