«Llevaba unas bragas blancas y un top azul que se había desgarrado durante la pelea. Le veía los pechos porque tenía el sujetador descolocado en uno de los hombros. Creo que le quité las bragas y que estuve tocando su cuerpo. No me quedé mucho tiempo porque no quería que me pillaran con la chica»Garrido, V., La mente criminal, 2007, Temas de hoy, Madrid, pp.187-188
Por supuesto, él explica todo el asunto como si de repente encontrara excitante y sexy un cadáver lleno de sangre al que acababa de coser a puñaladas, pero las cosas no funcionan así. Sabemos cuán importante es la fantasía como motor de la compulsión de los asesinos en serie. [Tony] King debió de nutrir su compulsión mediante innumerables imágenes en las que fantaseaba con sentir el tacto del cadáver bajo sus manos.
[...]
La necrofilia fue reconocida por el propio King de manera más explícita en su primera declaración ante la Guardia Civil: «Toco a las chicas cuando están muertas [...]. Luego me masturbo pensando en los tocamientos y eyaculo».
miércoles, 26 de septiembre de 2012
La sensualidad de los cadáveres
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