Páginas

miércoles, 6 de febrero de 2013

Pereza crónica

No me había sentido bien desde finales de los ochenta. Desde entonces estaba medio cascado, alicaído. Un día volvía a casa de alguno de mis curros de mierda y de repente me dio tal pereza que tuve que bajarme de la bici y empujarla tres kilómetros hasta casa. Desde entonces no había vuelto a sentirme bien. No se me pasó nunca.
Everett, M., Cosas que los nietos deberían saber, 2009, Blackie Books, versión electrónica

No hay comentarios:

Publicar un comentario