Sin embargo tenía una terrible obsesión por los crucifijos. Compró uno en una tienda de regalos de Santa Fe, durante un viaje de recreo que la pequeña familia hizo al Oeste durante la Gran Depresión. Como muchos otros americanos, la mujer intentaba construirse una vida que tuviera sentido basándose en los objetos que encontraba en las tiendas de regalos.Vonnegut, K., Matadero cinco, 1969, versión electrónica
domingo, 3 de febrero de 2013
Obsesión por los crucifijos
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