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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Troyanos

—Confío en que utilices condones —dice.
Doy golpecitos con la cuchara a los bordes de mi cuenco de cristal.
—Utilizo Trojans, número uno en América —digo.
Mi padre es historiador. Aunque de historia de Gales. Espero que me replique diciéndome que debería desconfiar de una marca de condones cuyo nombre hace honor a un momento de la historia en la que los griegos introdujeron su ejército —o pene— en una fortaleza troyana —o vagina— sirviéndose de un gigantesco caballo de madera —o condón— y fingiendo que se trataba de un regalo. Cuando los troyanos estuvieron lo bastante borrachos, el condón se rompió, los soldados griegos se deslizaron hacia el exterior y saquearon de lo lindo la ciudad.
—Vale, muy bien —dice.
Dunthorne, J., Submarino, 2011, Suma de letras, Madrid, pág. 184

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